No he podido resistirme a escribir una pequeña reseña sobre el GRANDÍSIMO Miliki.
Para mí, el más especial de todos los payasos, y es que nos ha dado tanto, tanto... que pienso que lo mínimo que podemos hacer es rendirle nuestro homenaje particular,
recordarlo con todo el cariño del mundo y transmitir su legado.
De sobra conocéis tod@s su trayectoria, sus inicios en Latinoamérica, su vuelta a España tras casi 30 años, su presencia en todas las televisiones españolas, primero en blanco y negro, y después en color.
Primero nuestros padres, y posteriormente nosotros, hemos crecido con sus canciones, que se convirtieron en la banda sonora de nuestra infancia, siempre presente en momentos familiares como un viaje en coche ("vamos de paseo, pi pi piiii...") o un cumpleaños ("feliz, feliz en tu día..."). A mí me tocó vivir la etapa de Miliki y Rita, siempre veíamos el programa y cantábamos con mi madre sus canciones en casa.
Tras un período de silencio, Miliki volvió a nuestras vidas, actualizándose para llegar a los niños/as de ahora, grabando sus canciones de siempre en cd, enseñándoles las tablas de multiplicar, convertido en un dibujo animado y presente en todas las fiestas de cumpleaños que celebré en la ludoteca en la que trabajaba en forma de karaoke.
A mí me resultaba bonito ver cómo disfrutaban los niños/as, pero especialmente, ver cómo disfrutaban sus madres y padres.
Gracias, Miliki, por no haber dejado nunca de ser un niño maravilloso, por regalar tanta felicidad a tantos niños y niñas, de ayer, de hoy y de siempre, y por esa importantísima herencia que nos deja, como esa gran frase suya "Sin los niños no habría humanidad, por lo cual, la humanidad se debe a los niños".
"Adiós, don Pepito, adiós, don José".
Adiós, Miliki, hasta siempre.
